Aquí te contaremos cuáles son las preocupaciones a las que debo poner atención si ya tengo una hipoteca. Continúa leyendo el artículo para enterarte.

Al momento de solicitar un préstamo hipotecario al banco, es normal tener muchas preocupaciones. Muchos temen no cumplir con los requisitos de solvencia que las entidades bancarias solicitan para dar el visto bueno la solicitud de financiación. Lo más habitual es que la capacidad de endeudamiento se ubique por encima de lo recomendado, esto sucede cuando el piso se encuentra fuera del presupuesto, por ende, el balance entre ingresos y gastos no cuadra. No obstante, una vez que tengo una hipoteca las preocupaciones no desaparecen. Al firmar las escrituras ante notario se abren paso otros temores, aquí te contaremos los más comunes y te daremos algunas soluciones.

¿Qué sucede si me quedo sin trabajo?

Una de las principales preocupaciones que aparecen cuando ya tengo una hipoteca es la del desempleo. Realmente desespera pensar qué sucedería si la situación financiera cambia de un momento a otro por un despido inesperado. No obstante, debemos ser lo más realistas posible. Las entidades bancarias se toman el tiempo de analizar la situación laboral de los potenciales hipotecados y eso sirve como un mecanismo de prevención. Más allá de un contrato indefinido, el tiempo de antigüedad en la empresa y a cuánto se eleve tu nómina, tú sabes mejor que nadie la estabilidad laboral que tienes.

Sin lugar a dudas, nada impide que de pronto se produzca algo genere que te quedes sin trabajo. De hecho, es lo que ha sucedido en la crisis del 2008 y en la pandemia. Pero debemos tener en claro que se trata de situaciones excepcionales, y lo más común es que conserves tu empleo, e incluso, subas de categoría con el tiempo. Es por este motivo que debemos medir el riesgo de esta amenaza desde el sentido común, sin dejarnos dominar por la ansiedad. En caso de que suceda lo peor, el paro te será de utilidad para continuar cumpliendo con el pago de la deuda. Además, te dará tiempo para encontrar un nuevo trabajo, montar un negocio propio o vender la vivienda de ser necesario.

¿Me alcanzará el dinero si la cuota de mi hipoteca sube demasiado?

Otro riesgo que debo afrontar si tengo una hipoteca es qué ocurre si la cuota aumenta demasiado. Se trata de algo que hemos visto en las últimas décadas con las hipotecas variables. Los intereses se disparan debido a la subida del euríbor y las familias tienen problemas para afrontar la deuda. Si tienes un bajo nivel de exposición al riesgo, lo ideal es contratar una hipoteca a tipo fijo en vez de una variable. Ganaras tranquilidad, ya que siempre se mantendrá igual, independientemente de la evolución del euríbor.

En caso de que optes por una hipoteca variable por considerarla más conveniente para ti y por no comprometer un porcentaje de tus ingresos alto, será importante contar con ahorros. De este modo, podrás construir un colchón financiero que te permitirá afrontar posibles aumentos. Por otro lado, debes tener en claro que siempre cuentas con la posibilidad de negociar con el banco periodos de carencia o un alargamiento del plazo de amortización para que tu cuota baje. Se trata de medidas que, para los que entran en márgenes de vulnerabilidad estipulados por el Gobierno, la entidad bancaria está obligada a brindar.

Tengo una hipoteca y quiero usar la vivienda como aval

Sin dudas, una vivienda en propiedad es un activo valioso, ya que abre la puerta a usarla como garantía de pago. Es muy común que una vivienda se utilice como aval al solicitar un préstamo para una reforma o cuando se desea comprar una segunda vivienda o respaldar a un hijo que va a comprar su primera vivienda. No obstante, si la casa tiene cargas pendientes, por ejemplo, si aún tiene una hipoteca pendiente, el banco desestimará la operación.

Si te interesa comprar otra vivienda pero sigues abonando la hipoteca de la primera, una opción es hacer una hipoteca para segunda vivienda de manera independiente. Otra opción es ampliar la primera hipoteca y unificar el pago en una única cuota. También, puedes pedir una hipoteca que sirva para cancelar la primera y abonar la segunda. Estas decisiones variarán dependiendo del dinero necesario y los ahorros con los que cuentes, ya que el porcentaje que cubre la financiación en segunda residencias es más bajo que el de una vivienda habitual.

Alquilo mi vivienda hipotecada y el inquilino deja de pagar

Si has comprado una vivienda como inversión para alquilarla, el impago es una preocupación habitual. Si bien, lo más aconsejable al invertir es hacerlo con fondos líquidos, si ya lo has hecho debes analizar bien la situación. Ten en cuenta que si la entidad bancaria te concedió la hipoteca, es porque puedes pagarla. En otras palabras, no dependes del cobro del alquiler para hacer frente a la cuota.

Diferente es que, alentados por este ingreso extra, lleváramos a cabo otras inversiones, comprando otros bienes a plazos que sí dependen de que el inquilino cumpla. Antes de alquilar la propiedad, lo ideal es validar minimizadores del riesgo, por ejemplo, seguros o agencias especializadas que se ocupen de encontrar un buen candidato.

¿Qué sucede si fallezco antes de terminar de abonarla?

Si tienes hijos es muy común pensar en lo que sucedería cuando no estés. En caso de que sean mayores y tengan su vida con su plan inmobiliario hecho, probablemente no les interese quedarse con la casa familiar, de modo que con la venta se saldaría la deuda hipotecaria y los impuestos relativos a la herencia. Si aún son pequeños y ningún familiar adulto asume la deuda, puedes asegurar el techo para tus hijos contratando un seguro de vida capaz de liquidar la hipoteca en caso de fallecimiento del titular.

¿Qué sucede si en mi comunidad hay derramas?

Comprar una vivienda no es solo la hipoteca. Además, están los seguros que hayas contratado para acceder a mejores intereses, las facturas de los suministros y la cuota de la comunidad de propietarios. Si todo sale bien, es posible que la cuota de la comunidad de propietarios sea estable, sin embargo, en edificios con más antigüedad los problemas de mantenimiento también son más, dando lugar a las derramas.

Del mismo modo que tú, los propietarios retrasarán lo más posible la determinación de partidas extraordinarias. No obstante, en ocasiones hay actuaciones que deben acometerse sí o sí. No solo son las tareas urgentes como la reparación de elementos que ponen en peligro la estabilidad de la finca y la vida de los vecinos, sino otros que impliquen gastos a los que la ley no permite negarse, por ejemplo, instalar un ascensor si hay personas con discapacidad o mayores de 70 años.

Luego de leer este artículo, nos interesa mucho saber qué opinas sobre las preocupaciones que aparecen si ya tengo una hipoteca. Si te interesa compartirla con nosotros, puedes hacerlo en la sección “Comentarios” de nuestro Blog.

Si te encuentras en una situación que no puedes resolver por tu cuenta, no dudes en acudir a Oi Real Estate. Un equipo de profesionales estará a tu disposición y te ayudará en todo el proceso ¡Te esperamos!

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