Se trata del sistema de cuidado de viviendas utilizado por muchos propietarios con mascotas. Para los inquilinos o housesitters, es también una buena oportunidad para viajar por distintos destinos sin mayores costes. En este artículo te contamos sobre la conveniencia del Housesitting.

A la hora de viajar de vacaciones, además del destino para muchas familias resolver donde o con quién dejar las mascotas suele ser un inconveniente. Para otras, el problema es la incertidumbre de dejar la casa sola. Para unas y otras, existe el sistema de housesitting aparece como la solución apropiada. La conveniencia del housesitting radica en que los propietarios dejan la vivienda y mascotas en manos de personas y familias responsables, que se ocuparan de todo lo necesario para que el hogar siga siendo el que era antes del viaje.

Por el lado de los housesitters, pueden hacer turismo y disfrutar de la comodidad de una casa sin pagar alquiler. Como todo contrato, se trata de un acuerdo entre propietarios e inquilinos, donde cada uno cumple con una parte, solo que no se habla de expensas ni de las actuaciones necesarias, sino del cuidado de la propiedad y las mascotas que la habitan.

Qué es el housesitting

Así como existen babysitters, también las casas y mascotas necesitan de quienes las cuiden, que se ocupen y hagan lo necesario para que estén bien. Más aun en épocas vacacionales, cuando las familias se marchan por semanas. 

Es así que se ha implementado el sistema de housesitting. Un acuerdo entre propietarios e inquilinos para habitar la casa mientras los dueños se ausentan, y, mientras tanto, brindar cuidado a las mascotas. Por el contrario de lo que se pueda pensar, la conveniencia del housesitting radica en la seriedad del sistema, ya que se trata de familias que tienen necesidades que se complementan.

De este modo, lo que se pone en juego, más que el dinero son condiciones de cuidado de las mascotas y la propiedad. Los inquilinos o housesitters no pagan alquiler, pero tampoco reciben remuneración por su estadía y cuidado de las mascotas de la casa. A cambio, las familias viajeras tienen la plena seguridad que sus animales y propiedad están al cuidado de personas responsables, y -por lo general- con experiencia en el housesitting.

Las webs y plataformas de housesitting suelen cobrar una membresía anual para poder usar el sistema, tanto a propietarios como a sitters. Pero se trata de montos cuya única función es la de asegurar que el interés de unos y otros es real y no especulativo. De hecho, hay algunos sitios cuya participación no supera los 20 euros al año.

Si bien el housesitting es un modelo de cuidado y alquiler poco explorado en España, son cada vez más las familias que se vuelcan a esta modalidad. Algunas lo hacen por el apego que tienen por sus mascotas, otras por la dificultad de viajar con ellas; y están también las que prefieren dejar la vivienda al cuidado de alguien responsable mientras no están.

La conveniencia del housesitting

Como dijimos, el cuidado temporario de un hogar es un sistema basado en la complementariedad de las necesidades y en la confianza mutua entre ambas partes. De allí radica la conveniencia del housesitting: no se trata de viajeros que utilizan la vivienda de una familia como un hotel; más bien personas o familias al cuidado de la propiedad y mascotas de otras familias durante un tiempo estimado.

Los propietarios se aseguran que la casa y sus mascotas están al cuidado de personas que han pasado ya por esa experiencia y que están respaldadas por plataformas con dedicación exclusiva. Por el lado de los housesitters, pueden conocer ciudades y hacer turismo habitando un hogar sin pagar por la electricidad, gas ni el wifi.

Es más, si existe la necesidad de algún arreglo en la vivienda y el inquilino resulta que conoce del tema, hasta se puede acordar alguna paga por los trabajos realizados. Pero por fuera de estas ocasiones, no hay más retribución ni pago que la tranquilidad de unos y la comodidad de otros.

Hay países donde el housesitting tiene mayor presencia que en España. El país emblemático es el Reino Unido, que desde los Juegos Olímpicos de Londres 2016 no ha parado de desarrollar el sistema. Luego, Australia también tiene una fuerte demanda de housesitters; le sigue Nueva Zelanda, dentro de Europa también hay un mercado incipiente en Francia y del otro lado del Atlántico, los Estados Unidos. En el resto de América, así como en Asia,  la demanda es baja y no se puede hablar aun de un mercado desarrollado.

Cómo ser parte del housesitting

La conveniencia del housesitting también radica en lo fácil y accesible que es formar parte. Tanto para housesitters como para propietarios. Con solo buscar los portales destinados a tal sistema y registrarse, ya se empieza a formar parte de la comunidad.

Existen perfiles y calificaciones donde volcar los intereses, necesidades, profesiones y todo lo referente al mundo del cuidado de mascotas. Aquí debemos detenernos un instante: no se trata de una banalidad, ya que si la mascota no fuera tan importante para la familia que vacaciona, no optaría por este sistema (se iría sin más o alquilaría la propiedad durante su viaje). Y así como decimos que la confianza es una base del sistema de housesitting, otra importante es el cariño y respeto por las mascotas que habitan el hogar que se va a cuidar.

Entre las varias plataformas de housesitting que podemos mencionar, se encuentran Trustedhousesitters, cuya membresía es de unos 90 euros; Housecarers, con unos 50 euros anuales; y MindMyHouse, cuya admisión es de tan solo 20 euros al año.

No está de más aclarar que se debe ser mayor de edad y tener una residencia fija. Se puede realizar el cuidado de casas en otros países (de hecho, es lo que ocurrió en el caso mencionado de los JJOO de Londres). Y el tiempo de cuidado de la vivienda y mascotas no está limitado de antemano; aunque para los portales especializados, la duración generalmente varía entre una y tres semanas.

Una vez registrados, tanto propietarios como housesitters son convocados por la plataforma para acordar una entrevista. Luego de una serie de pasos, si la persona elegida para cuidar la casa acuerda con el propietario, ambos se ponen en marcha hacia su próxima residencia.


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