Tras la crisis del Coronavirus, los alquileres destinados al turismo están siendo reemplazados por alquileres a largo plazo.

Las calles de Barcelona están vacías. O, mejor dicho, están llenas de residentes y vacías de turistas. Puedes caminar por el barrio Gótico conservando el distanciamiento social. También puedes almorzar en las terrazas de Gracia sin filas ni esperas. La Avenida Diagonal está menos transitada y la demanda de alquileres turísticos está bajando.

Cualquier persona que haya caminado esta ciudad sabrá que este escenario es extraordinario. Responde, en definitiva, a la crisis del Coronavirus que está afectando al mundo entero.

El inicio del estado de alarma y el cierre de fronteras 

El miércoles 18 de marzo, el gobierno publicaba en su Boletín Oficial la decisión de cerrar las fronteras terrestres, que luego se extendería al espacio aéreo y marítimo. La medida era coherente con el inicio del estado de alarma y con el confinamiento obligatorio de la población.

Apertura progresiva de los ingresos al país 

Tres meses después, se abrieron las fronteras a los países del espacio Schengen, con la excepción de Portugal. También, se permitiría la entrada de ciudadanos y residentes de países no comunitarios como Reino Unido, Irlanda, Rumanía, Bulgaria, Chipre y Croacia.

La última actualización se realizó el día 3 de julio, donde se extendían los permisos para entrar en España a residentes de otros países no comunitarios. Estos son: Australia, Canadá, Georgia, Japón, Montenegro, Nueva Zelanda, Ruanda, Serbia, Corea del Sur, Tailandia, Túnez y Uruguay.

Cambios en la modalidad de los alquileres 

Pero, pese a la intención de incentivar el turismo (que supone un 12,6% del PBI español), algunos países como Francia o Gran Bretaña aconsejaron a sus residentes que no vacacionaran en España. Es por el riesgo de esparcir el Covid-19, generando una ola de rebrotes en todos los países.

Los alquileres de pisos turísticos están sufriendo las consecuencias de esta nueva normalidad. Según la Federación Española de Asociaciones de Viviendas Turísticas (Fevitur), la ocupación media de los principales destinos cayó en un 47,5% en julio y agosto, con respecto al año 2019. Frente a esto, los propietarios decidieron reinventarse para no perder rentabilidad en el mercado. Desde el inicio del estado de alarma hasta hoy, más del 40% de los pisos vacacionales de Barcelona y Madrid se destinaron a alquileres de largo plazo.

Todo esto se traduce en un aumento significativo en la oferta de pisos de alquiler. Los propietarios priorizan la estabilidad por encima de la maximización de ingresos que suelen proporcionar los alquileres turísticos.

Es muy pronto para definir si se trata de una medida extraordinaria para salir de la crisis o si será una tendencia que llegó para quedarse.

Barcelona volverá, más tarde o más temprano, a tener afluencia de turistas. Se reanudarán las visitas a las construcciones modernistas más emblemáticas. Las calles se verán llenas de gente disfrutando. Mientras tanto, el mercado inmobiliario seguirá reinventándose para satisfacer las nuevas necesidades de los clientes.

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