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Los inmuebles están entre los más elegidos por los españoles a la hora de invertir. Pero, antes que nada, es necesario saber cómo calcular la rentabilidad de una propiedad.

Los españoles, históricamente, eligieron el inmobiliario como inversión principal. En tiempos de crisis, además, representa un refugio a prueba de la inestabilidad económica y social. Pero es necesario poder entender hasta dónde se puede llegar con la apuesta, y en qué punto es mejor retroceder. Saber cómo calcular la rentabilidad inmobiliaria es la primera tarea antes de tomar cualquier decisión.

La rentabilidad inmobiliaria es tal vez el primer elemento a considerar para decidir sobre una inversión. Y en este punto, calcular de manera adecuada cada gasto permitirá tener un panorama más claro. Lo que, a su vez, lleva a tomar la medida con mejores prevenciones. Hay puntos que se deben considerar y que terminan resultando clave en los costos, mientras que hay otros que pueden parecer importantes, más tienen poca influencia en la operación final.

Rentabilidad Inmobiliaria

Cuando se habla de rentabilidad inmobiliaria, se refiere a la ganancia que otorga un inmueble de acuerdo al coste o precio que se abonó para comprarlo. Se trata de un parámetro, tal vez el más importante, que se utiliza para tomar la decisión de invertir o no.

De modo que la rentabilidad se refiere a lo que se obtiene por el alquiler de una propiedad, que puede ser una vivienda, un piso, un local comercial o una nave logística. Aunque hay otras inversiones menos habituales en que el cálculo de la rentabilidad es un tanto más complejo, pues tienen componentes mas diversificados.

Comprar para alquilar es la opción más habitual. Se trata de una forma de rentabilizar una inversión: se adquiere una propiedad y, de inmediato o luego de algunas reformas, el inmueble comienza a generar ingresos por el alquiler. Los euros percibidos por el arrendamiento generan lo que se llama ingreso pasivo, pues tienen cierto grado de periodicidad.

El alquiler o arrendamiento puede ser de larga duración (que continúa siendo el más habitual en España). Pero también están los alquileres a estudiantes y los vacacionales. Estos dos últimos, son temporales.

Otra manera de obtener rentabilidad de un inmueble es la compra para vender. Simplemente se adquiere una propiedad, el inversor se toma el tiempo adecuado, ya sea para realizar reformas o para que incremente el valor de mercado, y luego lo pone a la venta. A veces son necesarias demasiadas reformas, y en esos casos la decisión más adecuada es buscar otra propiedad.

Cómo calcular la rentabilidad

De todas maneras, a la hora de decidir una inversión siempre es necesario saber cómo calcular la rentabilidad de un inmueble o propiedad. Para comenzar, se debe distinguir entre la rentabilidad bruta y la rentabilidad neta.

Existe una formula básica para el cálculo de a rentabilidad bruta de una propiedad. Y es dividiendo el rendimiento que se espera obtener entre el valor de la propiedad, y luego se multiplica el resultado por 100. De modo que si el coste de una vivienda es de unos 150.000 euros, y el alquiler se fija en 1.000 euros mensuales, la rentabilidad sería: (1.000 x 12)/150.000 x 100. El resultado se expresa en porcentaje, y para el caso de este inmueble sería una rentabilidad del 8%.

Pero para no caer en errores, se den tener en cuenta otros ítems. Entonces al coste de la propiedad se deben agregar una serie de gastos, como por ejemplo los gastos de notaría, el registro y los impuestos por la compra.

Para tener una idea más adecuada de saber la rentabilidad de un inmueble, tenemos la rentabilidad inmobiliaria neta. Ello se obtiene sumando a la rentabilidad bruta aquellos costes por la explotación de la propiedad. Aquí entran los gastos de la Comunidad (que se fijan según la legislación vigente en cada CCAA), el impuesto por Bienes Inmuebles (IBI), los seguros ante siniestros, y las reparaciones que se realizan de manera habitual para el mantenimiento (reparaciones, reposiciones de muebles y artefactos, etc.). A los que además se debe sumar el impuesto que se cobra por la propiedad en alquiler o IRPF.

De este último calculo surgen todo el conjunto de gastos (que consideramos en unos 2.500 euros al año), más el IRPF (que podría ser de unos 1.000 euros). Entonces, para el ejemplo que simulamos la rentabilidad neta sería el Rendimiento (1.000 x 12) – Gastos (1.000) – IRPF (1.000)/ Valor de la Propiedad (150.000); todo esto multiplicado x 100. Lo que resulta la rentabilidad neta de la propiedad en cuestión: 5,67%.

Una vez sabiendo cómo calcular la rentabilidad inmobiliaria, está la decisión de invertir de manera individual, comprando una propiedad, o formar parte de otro modelo de negocios inmobiliarios.

Invertir sin comprar

En la actualidad, la inversión inmobiliaria tiene un grado de desarrollo que hace que no sea necesario que el inversor esté a cargo de toda la operación. Hay gestoras, fondos, sociedades y desarrolladoras que realizan todas estas tareas. De manera tal que el inversor no precisa saber cómo calcular la rentabilidad de las propiedades, sino que se limita a depositar sus euros y esperar por sus ganancias. 

Hay al menos tres modalidades de conseguir rentabilidad de una propiedad:

EFT

El primer caso son los exchange-traded fund, más conocidos como ETF por sus siglas en inglés. Son fondos que tienen en su componente a distintos activos inmobiliarios (propiedades). A diferencia de la compra de una propiedad, para invertir en un fondo no son necesarios grandes cantidades de dinero. Aunque lo que se pierde aquí es la capacidad de decisión sobre el tipo de activo.

SOCIMI

Otra opción son las llamadas REITs y SOCIMIs. Las primeras remiten al mercado de inversión inmobiliaria norteamericano. En España se denominan Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria, y cotizan en la bolsa, por lo que el inversor compra acciones. Se trata de inversiones a largo plazo y con una volatilidad limitada y por ello se mantienen al margen de las variaciones del mercado.

Crowdfunding

El tercer modelo de inversión es el Crowdfunding. Aquí, lo que se adquiere es una porción en la participación de un desarrollo inmobiliario. Ya sea que se esté implantando o uno a emprender.

Estas son algunas de las formas que se pude llegar a obtener rentabilidad. Existen muchas más, solo hay que informarse sobre con un asistente que brinde el mejor asesoramiento, y luego tomar la decisión adecuada.

Luego de leer este artículo, nos interesaría mucho conoce tu opinión acerca de cómo calcular la rentabilidad inmobiliaria. Puedes compartirla con nosotros desde la sección “Comentarios” de nuestro Blog.

Si te encuentras en la situación de querer invertir en estos momentos, no dudes en acudir a Oi Real Estate. Un equipo de profesionales estará a tu disposición y te ayudará en todo el proceso ¡Te esperamos!

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Desde Oi Realtor queremos ayudarte a comprender algunos términos económicos que pueden resultar complejos. En el siguiente artículo, podrás conocer qué es la rentabilidad financiera y cómo calcularla. Toma nota.

El concepto de rentabilidad financiera es uno de los pilares del mundo de la empresa y de las inversiones. Las ratios de rentabilidad son indicadores que nos ayudan a conocer si una compañía es capaz de afrontar los costes, como las remuneraciones de sus empleados, y si, además, puede obtener beneficios.

La rentabilidad es, por lo tanto, una condición indispensable para la continuidad de toda iniciativa emprendedora. También, es de vital importancia al momento de preparar una ronda de inversión.

¿Qué es la rentabilidad financiera?

estadísticas

La rentabilidad financiera son aquellos beneficios económicos obtenidos a partir de los recursos propios y de las inversiones realizadas. También se conoce con el nombre de rentabilidad sobre el capital o por su nomenclatura en inglés, ROE (Return on Equity).

El ROE relaciona los beneficios obtenidos netos en una determinada operación de inversión con los recursos necesarios para obtenerla. Puede interpretarse como una medida para valorar la ganancia obtenida sobre los recursos empleados. Se suele presentar como porcentaje.

Aunque el término rentabilidad financiera normalmente se suele utilizar con datos de mercado y el ROE con datos contables, en la realidad se suelen utilizar como sinónimos.

¿Cómo se calcula el ROE?

La rentabilidad financiera, medida por el ROE, se calcula dividiendo el beneficio neto de una empresa entre los recursos propios. El ROE mide la rentabilidad que obtienen las personas accionistas o partícipes de la sociedad sobre el capital social.

La ratio de la rentabilidad financiera, o ROE, se calcula dividiendo el beneficio neto del ejercicio entre los activos totales y multiplicando el resultado por 100. Generalmente se enuncia mediante la ratio:

ROE= Beneficio neto/ Recursos propios

En el caso de utilizar fondos ajenos, la deuda puede hacer variar la rentabilidad financiera de la empresa. El endeudamiento conlleva el pago de intereses y estos, al incorporarse a los resultados, hacen variar el beneficio neto.

¿Qué es la rentabilidad económica?

rentabilidad

La rentabilidad económica es la relación entre el beneficio antes de contabilizar intereses e impuestos (beneficio bruto) y el activo total.

Este tipo de rentabilidad tiene que ver con la media de beneficios conseguidos en relación con el total de operaciones realizadas a lo largo de un determinado periodo de tiempo o ejercicio.

Se sobreentiende que ese total de operaciones realizadas va encaminado a obtener rentabilidad. Con lo cual, la rentabilidad económica se entiende también como una tasa de retorno de activos (ROA, por sus siglas en inglés, Return On Assets). Es el indicador básico para evaluar la eficiencia en la gestión empresarial, pues es precisamente el comportamiento de los activos, con independencia de su financiación, lo que suele determinar que una empresa sea o no rentable en términos económicos.

Conforme se vayan optimizando la actividad y las operaciones de la empresa, la rentabilidad económica obtenida será mayor. Las dos formas básicas de aspirar a ello son:

-Procurar aumentar el número de ventas.

-Aumentar el margen de beneficio correspondiente a cada venta.

De todos modos, todo emprendedor debe tener en cuenta que tanto la rentabilidad económica como la financiera condicionan la viabilidad de toda empresa.

¿Cómo se calcula la rentabilidad económica?

La rentabilidad sobre activos mide la relación entre el beneficio logrado por la empresa antes de contabilizar los intereses e impuestos y el valor de la totalidad del activo. Representa la rentabilidad que proporciona cada activo invertido en la empresa.

Matemáticamente, la rentabilidad económica, o ROA, se calcula como el cociente entre el beneficio generado antes de intereses e impuestos y el valor total de esa inversión (total activo empresarial) y se lo multiplica por 100.

Generalmente, para poder valorar una empresa como rentable, el ROA debe superar el 5%. Las entidades financieras suelen utilizar el ROA para determinar la viabilidad de la empresa y, de esta forma, decidir si les conceden un préstamo.

¿Cómo se relacionan la rentabilidad financiera y la económica?

contrato de compraventa

La rentabilidad económica y la financiera se encuentran íntimamente relacionadas. Mientras que la primera se refiere a la viabilidad económica del proyecto empresarial como tal, la segunda se refiere a la viabilidad que este representa con respecto a las personas que son socias de la compañía.

La rentabilidad económica y la financiera se basan en elementos diferentes a la hora de computar el beneficio de la empresa. Así, mientras la económica tiene en cuenta el activo total de la compañía, para calcular la financiera solo se emplean los fondos propios como base.

Por otro lado, en la rentabilidad económica se tiene en cuenta el importe de beneficios antes de los intereses e impuestos, mientras que en la financiera se parte de la cifra de beneficio una vez deducidos los correspondientes intereses, impuestos y gastos financieros.

La rentabilidad financiera no está ligada al total de operaciones realizadas, sino que se relaciona con las personas socias de la empresa. Indica el beneficio que obtendrían por separado en relación con las inversiones que han hecho en el proyecto. Una de sus características es que esta rentabilidad se deriva de los fondos propios.

Si la rentabilidad económica se expresa en el ROA, la financiera lo hace con el ROE, que representa la mayor o menor diferencia entre el beneficio neto y los capitales propios.

El ROE es el parámetro más importante para las empresas, pues puntualiza el beneficio neto obtenido en comparación con la inversión de las personas accionistas. Asimismo, existen distintas formas de incrementar esta rentabilidad. Por ejemplo, incrementando las ventas o el margen de beneficio implícito en las mismas. Pero también se puede lograr reduciendo el activo en circulación o incrementando la deuda.

Ejemplos de rentabilidad económica y financiera

A continuación, explicaremos de forma sencilla cómo funcionan ambos tipos de rentabilidad en casos puntuales, a modo de ejemplo práctico.

La rentabilidad económica (ROA)

Si se invierten 10 000 euros en un proyecto y se obtiene un beneficio bruto de 1000 euros, se consigue una rentabilidad económica del 10% (es decir, de 1000 euros sobre el total invertido).

Para hacer crecer esta rentabilidad, dependiendo de cada sector, la empresa puede optar por subir el precio de venta de sus productos o reducir los costes de producción para aumentar el margen de beneficio. Si la competencia es elevada y el margen de beneficio reducido, la otra opción es vender más para que aumente la rotación de producto al máximo.

La rentabilidad financiera (ROE)

De los 10 000 euros anteriormente mencionados, 5000 podrían provenir de un préstamo al 3%. Con lo cual, habría que descontarle dicho 3% (150 euros) al beneficio bruto, arrojando un beneficio neto de 850 euros.

Como la rentabilidad financiera es la relación entre el beneficio neto y los recursos propios, equivaldría a 850/5000, es decir, al 17%. Esta utilización de la deuda de manera positiva para incrementar la rentabilidad de los capitales propios recibe el nombre de apalancamiento financiero. Así, una empresa podrá acudir al endeudamiento y mejorar su rentabilidad financiera siempre que la rentabilidad económica sea superior al coste de la financiación ajena.

En todos los casos, lo ideal es calcular ambas ratios y compararlas para poder ver la situación real de rentabilidad de la empresa. La diferencia entre ratios puede ser:

-Positiva: cuando el ROE es superior al ROA significa que parte del activo se ha financiado con deuda y, de esta forma, ha crecido la rentabilidad financiera.

-Nula: cuando las dos ratios coinciden es la situación ideal, ya que no existe deuda en la empresa y todos los activos se financian con fondos propios.

-Negativa: cuando el ROE es inferior al ROA, esto indica que el coste medio de la deuda es superior a la rentabilidad económica.

Si buscas invertir, recuerda que la inversión inmobiliaria siempre resulta rentable cuando recibes consejos de profesionales de la materia. En Oi Realtor contamos con agentes capacitados para asesorarte. No dudes en contactarnos.

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