Distintos informes a nivel mundial ofrecen resultados similares. La mayoría de los empleados, llevados al teletrabajo por las compañías durante 2020 y parte de 2021 (irrupción y desarrollo de la pandemia COVID 19), prefieren esta modalidad de “oficina en casa” a la presencialidad en planta. Sin embargo, un porcentaje preocupante o alarmante según el caso, admite haber padecido y padecer los rigores impensados de este método de trabajo, aún vigente y con promesa de permanecer en el tiempo. En este artículo de Oi Real Estate veremos algo de historia, y los pros y contras entre el teletrabajo y el agente inmobiliario, ya comenzado 2024.

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Surgimiento del teletrabajo

El concepto de teletrabajo (o “homeoffice”) en el mundo comercial moderno -acaso lo más cercano a la modalidad que conocemos hoy- empezó a conformarse durante la primera mitad de siglo XX, con el acelerado desarrollo de la sociedad de consumo. La clase media (como población de las grandes urbes) generó una variedad de profesiones como nunca antes y como nunca después. Hasta ese momento, la totalidad de los empleados contaban con un vínculo en común, más allá de la envergadura de la compañía en cuestión: todos trabajaban fuera de casa.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, fueron las amas de casa las primeras en despuntar este concepto. Obligadamente, debían incursionar en tareas que les permitieran ciertos ingresos (entre mínimos y medios) y continuar lo máximo posible con sus tareas del hogar. Así, habilidades domésticas como planchado, algunas manualidades y la costura sencilla fueron los empleos propicios para estas incursiones laborales. Salir de casa, no era necesario.

La llegada posterior de la venta hogareña, como las famosas reuniones de Tupperware, lograron instalarse de tal forma, que al día de hoy continúan representando una salida laboral. Tal vez hayan sido este tipo de empleos “independientes” los de mayor aceptación a nivel social, de los últimos tiempos.

El concepto “telecommuting”

Como término, la primera expresión en significar al teletrabajo apareció por vez primera durante la crisis petrolera estadounidense de la década del setenta. El trabajar desde casa como opción de rentabilidad fue finalmente acuñado por el ingeniero Jack M. Nilles, de la NASA, en el año 1976. Nilles publicó su estudio pionero “Telecommunications-Transportatios Tradeoff”. En él, afirmaba que “si uno de cada siete trabajadores no tuviera que desplazarse a su sitio de trabajo, Estados Unidos no tendría que soportar la necesidad de importar petróleo”.

“…si uno de cada siete trabajadores no tuviera que desplazarse a su sitio de trabajo, Estados Unidos no tendría que soportar la necesidad de importar petróleo.”

Jack Nilles

Como base de la propuesta Nilles

Ni bien publicada, la propuesta de Nilles fue motivo de estudio y solicitada por los asesores de las principales agrupaciones políticos para ser analizada. Esto abrió el debate nacional, sin importar las orientaciones respecto al mercado comercial. Políticos, empresarios y sindicatos, se avocaron a analizar de allí en más los puntos más sensibles del concepto “teletrabajo”. Algunos de ellos son y siguen siendo los siguientes:

  • Mantenimiento (reducción o incremento) salariales.
  • Alargue y regulación de la jornada laboral.
  • Costes sociales a nivel integral.
  • El acceso de la mujer a un mercado laboral abierto.

Pros y asteriscos a discutir sobre el teletrabajo

Las patronales accedieron a contemplar ciertos factores que convertirían al teletrabajo en una salida rentable a cualquier crisis; sino a la condición regular de cualquier empresa. El argumento fundamental que enarbolaron fue la minimización de infraestructuras. Como ves, aquellos puntos que hacían ver al teletrabajo como algo razonable a los ojos de la industria comercial, son los mismos que se discutieron y persisten en la picota antes, durante y después de la pandemia.

Habiendo dejado al COVID 19 atrás, el teletrabajo sigue generando profundas divisiones en el mercado en general y en el inmobiliario en particular. Asimismo, esto ocurre en España y en todos los países donde se haya implementado con éxito.

Teletrabajo y el agente inmobiliario

Según lo ha comprobado un estudio denominado “Teletrabajo en tiempos de COVID, un año después”, llevado a cabo por EADA Business School (con sede en Barcelona), la evaluación sobre beneficios y desventajas del homeoffice comienza a mostrar sus primeros resultados. En palabras de los empleados encuestados y de las autoridades de sus compañías empleadoras: “el teletrabajo ha incrementado la productividad personal”.

Por el lado del real estate, y ante el cierre inevitable de muchas inmobiliarias en el año 2020, cientos de agentes en bienes raíces decidieron emprender un camino freelance, con singular éxito. En este contexo, aquel período interanual que contempló el estudio de EADA, buscó ofrecer porcentajes certeros acerca del impacto de la modalidad homeoffice en el mercado inmobiliario español, considerando pros y contras. Así, se concluye que un 68% sobre el total de los encuestados valora al teletrabajo de manera positiva. Como contrapunto, casi un 54% confirmó verse disminuidos en sus capacidades de interactuar en equipo; y un porcentaje similar ha afirmado tener claros síntomas del efecto “burnout”.

¿Qué es el “burnout”?

Como definición ajustada, podríamos decir que el efecto “burnout” es lo más parecido al agotamiento mental severo, o llevado a niveles elevados. Lo hemos visto en los titulares de cientos de artículos en múltiples portales, o informativos televisivos durante el último tiempo; en paralelo al implemento y a la extensión del teletrabajo luego de la pandemia.

Sus más comunes síntomas se manifiestan de diversas maneras, aunque suelen ser fácilmente detectables por cualquier especialista. El “burnout” produce generalmente:

  1. Claros sentimientos de agotamiento en la vista. Dolores de cabeza. Jaquecas.
  2. Agotamiento elevado de energía física / mental.
  3. Reducción en la eficacia profesional.
  4. Volverse irresolutos ante situaciones cotidianas laborales, de complejidad baja o media.
  5. Incremento en los niveles de negatividad hacia el desempeño laboral.

La máxima del “1 de 7”… ¿bajo la lupa otra vez?

Ya entrado 2024, la pandemia parece haber quedado definitivamente atrás. Muchas de las principales compañías norteamericanas, como IBM, General Electric o American Express, han reabierto el juego al estudio de Nilles, desde el comienzo de la pandemia; tomando una posición que habían abandonado hacia finales de los años ochentas. ¿Es hora de retomar el concepto de convertir a 1 de cada 7 trabajadores en un “home worker” (trabajador hogareño)?

La falta de regulaciones vigentes en torno al teletrabajo luego de la pandemia, produjo severo rechazo y disconformidad entre los sindicatos más fuertes del mundo. Trabajar desde casa no es una tarea sencilla y muchos oficinistas estaban y están esperando el final de la pandemia para recobrar su vida habitual, inmediatamente anterior. Sin embargo, las cosas parecen no estar del todo definidas para las empresas. ¿Acaso hacia finales de año 2021 los resultados de otros estudios resuelvan la posición de las patronales?

¿Cómo es la situación en tu empresa? ¿Eres un trabajador hogareño? ¿Qué métodos aplica tu agencia respecto al teletrabajo? ¡Te leemos en los comentarios!

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