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El informe de la Autoridad Bancaria Europea recomienda, frente a una -cada vez más- posible recesión, recaudos en la banca europea. La baja en los niveles de depósitos y el aumento de créditos puede causar malos momentos, sobre todo cuando Europa parece encaminarse a una recesión.

Cada vez son más los indicios de una recesión próxima en la zona euro, al menos así lo indican los analistas. A esto se suma la preocupación de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) por la caída en los depósitos y la cantidad de depósitos concedidos. El Banco Central Europeo y los Bancos Centrales de la eurozona ya estaban al tanto de la situación.

En las entidades bancarias se venía observando una suba de los créditos del tipo en vigilancia especial, o stage 2, que pueden llegar a caer en la calificación de riesgo. Pero ahora las alarmas de la EBA se encienden porque son cada vez más claros los pronósticos de una recesión para los primeros meses de 2023.

Recaudos en la banca europea

Luego de varios trimestres de crecimiento, tanto en volumen de liquidez como en la cantidad de ahorristas que se volcaron a depositar sus euros, los bancos de la eurozona comienzan a mostrar signos de retraimiento. Y es que a partir de la pandemia, las arcas de las entidades financieras lograron acumular mucho del dinero que no se podía gastar por el cierre del consumo.

Pero ha llegado la hora de los recaudos en la banca europea. De acuerdo al informe de la EBA, los bancos perdieron una porción importante del dinero de los depósitos, a la vez que aumentaron el otorgamiento de préstamos y créditos. Incluso aquellos que tienen calificación en vigilancia, paso previo a declarar la situación en riesgo.

En realidad, la curva de rentabilidad de la banca no ha dejado de crecer desde 2020. Lo que preocupa a las autoridades monetarias europeas es el complejo escenario que se avecina. La incertidumbre se va transformando de a poco en realidad. Y aquellos pronósticos de menor crecimiento y alta inflación se combinan con la crisis energética a las puertas de otro invierno crudo.

Por ello, tanto la EBA como el Banco Central Europeo y -en nuestro caso- el Banco de España reanudan su pedido de recaudos a la banca. Tales medidas ya se fueron diagramando en los últimos meses del 2022: el endurecimiento del acceso a los hipotecarios y la suba general de los tipos trajeron cierto grado de solidez al sistema financiero. La cuestión es si con estas acciones se podrá frenar una posible crisis del sistema financiero europeo y si la certidumbre y confianza en los bancos locales se mantenga como hasta aquí.

Motivos para la cautela

Hasta aquí, la política de expansión de las autoridades monetarias se equilibraba con el alza en los tipos (que seguía el ritmo de la Reserva Federal de los EEUU). Esto representaba escenarios favorables para el mundo financiero y sus entidades bancarias. Lo que viene a poner en duda la continuidad de esta coyuntura son las llamadas pequeñas grietas que pueden ensancharse y generar situación complicadas en el sistema bancario.

El laboratorio de pruebas de la EBA detectó algunos sitios donde se pueden dar esas fallas. La primera, como se ha dicho, son los créditos en vigilancia, cuyo destino se encuentra atado al desenvolvimiento de la economía. De hecho, en períodos de deterioro económico son los primeros en caer a la calificación “de riesgo”.

Otro de los inconvenientes que pueden generarse es el hecho que los bancos, obligados a mostrar sus balances, dependen cada vez más del desempeño de las empresas energéticas, grandes demandantes de la liquidez de las entidades. No hace falta explicar porqué la crisis energética pone en riesgo no solo las empresas gasíferas, petroleras y distribuidoras de energía, sino también el respaldo de los depósitos bancarios.

El llamado de alerta que realizan las entidades monetarias y financieras de toda Europa tiene un objetivo claro: evitar que la recesión, que técnicamente podría comenzar en el primer trimestre de 2023, afecte el sistema financiero europeo. Por ello este pedido de recaudos en la banca europea tiene más que ver con indicios que con pronósticos.

Situación de la banca española

Aunque no se llegaba a percibir claramente, la situación económica en Europa se fue complejizando durante este año que dejamos atrás. La guerra en Ucrania vino a terminar de cerrar un escenario de inflación, crisis energética y caída del crecimiento económico. Además, los bancos vieron caer el volumen de depósitos a niveles preocupantes.

El pedido de recaudos en la banca europea que realizaron la EBA y sus Bancos Centrales viene a certificar la situación. De hecho, sin ser una exigencia, la recomendación de preservar el capital significa que lo que viene no es para nada bueno.

En España, la realidad es aún más dura. La banca local es la que peor ratio de solvencia financiera posee de toda Europa: 12,3% en su versión CET1 Fully-loaded. Grecia, que se había llevado el último de los 26 lugares en 2021, en 2022 sobrepasó a la banca española. En lo más alto del ranking se encuentra la banca de Islandia, cuyo ratio de depósitos es de 20,3%; mientras que Estonia (19,4%) y Luxemburgo (con un 19,1%) se encuentran apenas por detrás.

Lo que se avecina es una situación de retracción económica, cuando no de recesión. En los primeros meses de 2023 se podrán observar escenarios de endurecimiento en el acceso a préstamos e intentos de la banca para preservar sus depósitos. Tarea difícil de llevar adelante en una Europa con inflación, pocos recursos energéticos y una guerra.

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